domingo, 23 de febrero de 2014

Mi tío (Mon oncle)

Mon oncle (Mi tío), es la  primera película estrenada en color de Jacques Tati (1958), así como una versión inglesa, My uncle, ligeramente diferente en duración y guión; recibe importantes premios en Francia y en el extranjero, especialmente el Oscar a la mejor película extranjera, en Hollywood. 


Decorado de Mi tío, en la exposición del centro Cent Quatre de París, en 2009.

La película Mio Tio (Mon Oncle) nos muestra los contrastes entre dos mundos , dos maneras de vivir y la nueva arquitectura de finales de los años 50.

Un mundo está representado por la modernidad exagerada y el otro por la ciudad tradicional. El niño de la película, hijo del matrimonio de la casa moderna es el que conecta los dos mundos.
El representante del mundo tradicional es el tío del niño, Monsieur Hulot representado por Tati, el cuál vive en la parte antigua de la ciudad, en una casa antigua. 
El tío del niño pasa cada día a buscar al niño a la escuela para llevarlo a casa de su hermana que está casada con un empresario exitoso fabricante de plásticos. El tío en cambio, no tiene trabajo.

La casa supermoderna está cerrada al exterior por un muro que la separa del resto del barrio que se abre automáticamente para dejar pasar los coches o a las personas.
La casa del tío en cambio está en un edificio repleto de viviendas, escaleras y pasillos donde es difícil escapar del contacto social con el barrio.

En la casa moderna, en el interior de sus muros, nos encontramos un jardín meticulosamente diseñado hasta el mínimo detalle, cosa que dificulta la realización de cualquier actividad en él, como la comida que intentan realizar con los amigos y trabajadores del marido. Sus pasillitos, piedrecitas y espacios reducidos y cercados no permiten disfrutar del espacio sin tener que preocuparse por él. Vemos que el niño nunca juega en el patio, pero sí con los niños del patio de la casa de Tati, que es el mismo barrio.

En la casa moderna vemos que la eficiencia es una de las cosas más importantes, con los mecanismos electrónicos a distancia, los electrodomésticos que aparecen y desaparecen, los espacios abiertos y versátiles, etc. Esto contrasta con la ineficiencia del barrio antiguo donde nadie hace lo que representa que tiene que hacer, el barrendero no barre, el puesto de verduras se traslada a una mesa de bar...
En cambio ya hacía el final de la película, la eficiencia da un giro y acaba siendo un inconveniente cuando los aparatos no responden a las órdenes de sus amos.

Me ha gustado la película porque considero que es una crítica hacia la arquitectura moderna y hacia la frialdad que se respira a su alrededor cuando construimos casas de este tipo con la intención solamente de aparentar, retratado a la perfección con el encendido y apagado de la fuente cada vez que picaba alguien al timbre.

Pienso que como en la moda, lo que podemos ver en la pasarela no es nada ponible, pero crea tendencia hacia lo que en un futuro se pondrá a la venta y será del todo llevable. En este caso, la casa es una muestra del principio de una arquitectura que tenía que mejorar en muchos aspectos pero que en la actualidad está en pleno uso y es totalmente funcional, aunque sí que es verdad que sigue siendo una barrera para el contacto social, aunque a veces y como en mi caso de esta mañana soleada de domingo que estoy en mi casa-piso tradicional con los vecinos de arriba corriendo y dando voces toda la mañana, un poquito de barrera social moderna no iría nada mal..